La cosecha de 2021

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Se dió cuenta de que nada había perturbado su singularidad y su carácter identitario a pesar de los profundos cambios. Lo cual significaba mucho, por no decir, que era una premisa de acción y de pensamiento.

Sin desvirtuar tiempos pasados, se dirigió el trabajo con las debidas precauciones. Se decía mucho de cuándo se iba a alcanzar la inmunidad de grupo o de rebaño pero lejos de dejarse llevar por los vaticinios, sino en atención a los criterios cientificos y epidemiológicos del momento, periódicamente informados, se dispuso a ejercer sus tareas con profesionalidad y atención puntual.

Luego, se fue a comer una pizza encargada, al salón de su casa acompañado de su gato León y de su perro Ronco. Y de su serpiente de río, que no hacía nada más que pasearse por las estancias, una hora al día y bajo su estricta vigilancia, pues luego la encerraba en su grandioso acuario. Era una culebra común española, con lo cual, el veneno no existía, tampoco el peligro. Y él se consideraba, en los hechos, una persona responsable.

El loro le dió las buenas tardes muy adiestradamente. Mientas escuchaba a U2 y su álbum Achtung Baby.

El peluche fetiche de su infancia, que aun conservaba como un elemento totem ancestral, intrafamiliar, se encontraba lavado, intacto, bien cuidado desde la nostalgia, una reminiscencia sistémica que todos llevamos dentro en múltiples formas y se pone de manifiesto en algunos momentos de paz.

La vida dentro de su morada era la típica de cualquier compatriota que no se resignaba a la queja y a la desesperación. Con sus particularismos y especificidades de costumbres, rituales y ejercicios de pensamiento, con sus buenas acciones de preservación de sus congéneres, a los que había que respetar en el mismo grado de igualdad que el amor que se tenía a sí mismo.

Las vacunas estaban ya ahí, administrándose y repartiéndose por CCAA. Esperanzado se comió su tortilla de ajos, junto a una copita de vino peleón, de su tierra natal, justo la cosecha de 2021 trabajada un año antes; le gustaban los clásicos y eso que era un buen gourmet de la cocina de diseño, de otras muchas también, alternando estilos y países, pero es que en esta vida había que probarlo casi todo, pero tampoco olvidar las buenas costumbres, las de toda la vida. Y rememoró el pueblo del que era oriundo, acordándose de la Jandra, la Lupe, el Domingo, el Juan, el Pepe… Deseándoles lo mejor.

Lo que nadie sabía, porque lo guardó como secreto de ultratumba, es que le había tocado el tercer premio de la lotería de Navidad, la del 22 de diciembre. Pronto decidiría cómo invertir, ahorrar, y ofrecer pellizquitos a los que más le importaban o lo necesitaban.

En definitiva, la vida no había cambiado tanto. Solo un pelin, había que sobrellevar sorpresas de última hora y todo eso, pero ya nos habíamos acostumbrado.

Se durmió a las diez y media con la perfectibilidad de un reloj suizo y se dispuso a soñar, como siempre.

3 comentarios en “La cosecha de 2021”

    1. Hola Ana,
      Gracias oor acompañarme en esta coyuntura y por tus visitas.
      Deseo hablar con juan, He de ser amable con una persona que me ayudó mucho y yo le dejé abandonado por mis dolores físicos. Pero me acuerdo mucho de el y los blogs, de tí, de todos. Voy poco a poco. Ana, te deseo un feliz año con las vacunas y la esperanza de un mundo mejor.. Te visitaré.

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