No hablo necesariamente de la curación de contenidos, que siempre es útil, sino de aquellas directrices válidas para uno mismo y que se demarcan dentro de unas normas potencialmente viables para los blogueros y los escritores, sin obviar su propia personalización y estilo narrativo. Estas premisas ayudan a posicionar, a visibilizar, a crear nuevo contenido y a mejorar, a extraer nuevos temas y a expresar con rigor las ideas que a uno se le ocurran en el marco de su particular creación. No olvidar tampoco factores tan importantes como la documentación y la supervisión minuciosa de lo que se ha escrito tras culminado el proceso.