
Un rincón psicodélico me atrapó
allá por los setenta y tantos,
de amor sublime y literatos,
y tantos juegos, y tantos…
Un día la caja engordó su sabor a remuneración
de trabajo en trabajo,
perdonémonos y solucionaremos lo del contrabajo,
no, no fue una percepción, fue en aquel rincón,
donde manifesté una partitura virtual,
en aquella rinconada demencial,
que fue el abismo y el ostracismo,
de la casa con habitación de resquicios incalculables.
No, no toqué en aquel rincón del desficio la guitarra,
el contrabajo ya lo he dicho y no me desdije ni ahora lo siento.
Que un rincón es una rinconada de rincones,
¡Inaudito! Veo aquel piano y la partitura,
jugando con mis diabluras, sin poder tocar el deseo infinito,
en aquel rincón…
La habitación rezuma Navidad cualquier día del año,
mientras yo me imagino tocando el piano,
la guitarra y el contrabajo,
en aquella rinconada habitacional lleno de rincones majestuosos.
👍👍
Me gustaLe gusta a 1 persona